Miles de páginas de documentos internos suministrados al Congreso por una exejecutiva de la firma pintan una compañía con muchos conflictos, en la que abunda la información acerca del daño que causa, pero no las soluciones, ni tampoco se percibe una voluntad de actuar.
La crisis destapada por los documentos refleja cómo Facebook, a pesar de sus supuestas buenas intenciones, parece haber demorado o directamente ignorado los esfuerzos para resolver los perjuicios que la empresa causa o magnifica. Revelan numerosas instancias en las que investigadores o empleados descubren problemas que la firma pasa por alto.
En última instancia, la responsabilidad por el estado de cosas recae en el CEO Mark Zuckerberg, quien ejerce lo que un exempleado describió como un poder dictatorial sobre la firma, que recopila información y ofrece servicios gratis a unos 3.000 millones de personas en todo el mundo.
Zuckerberg controla con mano firme Facebook Inc. Tiene la mayoría del paquete accionario, controla su junta directiva y se ha rodeado cada vez más de ejecutivos que no parecen cuestionar su visión.
Pero no ha logrado resolver la falta de crecimiento y un menor interés en regiones clave como Estados Unidos y Europa. Peor todavía, cada vez interesa menos a un sector demográfico clave, los adolescentes y los jóvenes, y no tiene una estrategia para atraerlos, de acuerdo con los documentos.
Los adultos jóvenes se interesan en Facebook mucho menos que la gente mayor. La ven como una “red antigua”, con “contenido irrelevante”, que no tiene demasiado valor para ellos, según un documento interno de noviembre del 2020. “Es aburrida, engañosa y negativa”, dicen los jóvenes.
En otras palabras, los jóvenes ven a Facebook como un servicio para los viejitos.
La base de usuarios de Facebook envejece más rápidamente que la población en general, de acuerdo con los propios investigadores de la empresa. Facebook asegura que sigue siendo relevante entre los adolescentes, aunque admite que hay una “dura competencia” de TikTok, Snapchat y otras compañías de ese tipo.
Facebook ha promovido su crecimiento afuera de Estados Unidos y Europa occidental. Pero a medida que penetra en regiones que no conoce mucho, no logra contener las consecuencias inesperadas asociadas con la llegada de millones de usuarios nuevos sin al mismo tiempo contar con el personal y los sistemas necesarios para identificar y frenar la propagación de contenido intolerante, desinformación e incitación a la violencia.
La empresa parece que no puede reconocer, y mucho menos prevenir, los daños asociados con su crecimiento. Incluidos algoritmos oscuros que radicalizan a los usuarios, la abundante desinformación y extremismos, la facilitación del tráfico humano, el suicidio de menores y otras consecuencias.
Los esfuerzos internos para mitigar esos problemas a menudo son abandonados cuando las soluciones conspiran contra el crecimiento y, por extensión, las ganancias.
Contra las cuerdas por los documentos filtrados, la empresa redobla su apuesta y justifica sus decisiones en lugar de tratar de resolver los problemas.
*AFRT